“Los trastornos musculoesqueléticos afectan a las mujeres un 50% más que a los hombres”.

Profesora emérita de ergonomía en la Universidad de Québec (Montreal), Messing es una de las pioneras más destacadas en la investigación de la relación entre salud, trabajo y género. Ha recibido varios premios por sus contribuciones a esta disciplina. Es coautora de más de 200 publicaciones.

Las mujeres a menudo sienten vergüenza por sus dificultades en el trabajo, pero deben compartir sus experiencias.

1. Usted comenzó a interesarse por la salud laboral de las mujeres a finales de los años 70. En estos 45 años, ¿cómo ha cambiado la situación?

En los años 70, casi no había investigación científica en salud laboral que incluyera a las mujeres, a no ser que se contara la investigación sobre los efectos del trabajo en los fetos.  Los efectos del trabajo sobre la especificidad fisiológica de la mujer (funciones reproductivas, metabolismo, proporciones corporales, etc.) no se incluían en la investigación sobre salud laboral ni en el diseño y la planificación del lugar de trabajo. En los 45 años transcurridos desde entonces se han producido algunas mejoras, pero no suficientes.  Aunque las mujeres representan casi la mitad de la población activa, investigaciones muy recientes siguen demostrando que los puestos de trabajo de las mujeres están poco estudiados y que el diseño de los entornos de trabajo y la formación laboral siguen basándose en un modelo masculino.

2. Cuáles han sido las conclusiones más relevantes a las que ha conducido la investigación en este ámbito en los últimos años?

Se ha investigado mucho sobre los trastornos musculoesqueléticos no traumáticos relacionados con el trabajo, como la tendinitis y el dolor de espalda, que afectan a las mujeres un 50% más que a los hombres.  Estos trastornos están causados porque a las mujeres se les suele asignar trabajos que requieren movimientos repetitivos muy rápidos, o que exigen mover a personas con movilidad reducida o que no pueden moverse.  Mover personas no es como mover cajas, porque las personas se mueven, se pueden resistir, incluso, pueden llegar a ser violentas.

La otra área en la que se incluye a las mujeres recientemente es la agresión psicosocial, en la que se demuestra que las mujeres son más propensas a sufrir acoso sexual, a estar expuestas a acoso psicológico, y sexista, a que se les asignen trabajos de alta demanda y bajo control, y a sufrir falta de respeto en el trabajo, por ejemplo.

3.  ¿Cuáles son los principales factores de riesgo que siguen afectando a las mujeres en el lugar de trabajo?

Los riesgos que más conocemos son los relacionados con los trastornos musculoesqueléticos, como la repetición rápida, la permanencia estática prolongada, la manipulación del cuerpo de las personas en las profesiones sanitarias y de puericultura.

También afectan los riesgos de agotamiento y burnout por las largas jornadas de trabajo, los horarios variables e imprevisibles incompatibles con las obligaciones personales y la falta de respeto.

Las mujeres son agredidas con frecuencia en el trabajo, tanto por compañeros como por la intrusión de cónyuges violentos.  Esta es una causa cada vez más frecuente de muerte en el trabajo.

Los horarios variables e imprevisibles, muy frecuentes en el sector servicios, también pueden afectar a las funciones reproductivas de la mujer, provocando menstruaciones dolorosas y ciclos irregulares.

4.   Todavía queda mucho por hacer a nivel práctico. ¿Cómo se puede luchar contra la infravaloración del trabajo realizado por las mujeres y el desconocimiento de las enfermedades asociadas a los trabajos feminizados?

Las mujeres deben compartir sus experiencias entre ellas.  Mi libro (Bent Out of Shape: Shame, Solidarity, and Women’s Bodies at Work) describe cómo las mujeres a menudo sienten vergüenza por sus dificultades en el trabajo, pero luego descubren que sus compañeras tienen las mismas dificultades.  Sólo entonces las mujeres pueden reunirse y trabajar para superar las dificultades.  Los sindicatos pueden ayudar a proporcionar momentos y espacios para que las mujeres compartan sus problemas y descubran cómo combatirlos.  Los gobiernos pueden poner de su parte para garantizar la igualdad salarial, la participación de los trabajadores en la gobernanza de la salud y la seguridad, el preaviso adecuado de los horarios, la limitación de la duración de la jornada laboral, las inspecciones en el lugar de trabajo y los procedimientos de salud y seguridad, y una rehabilitación e indemnización accesibles y adecuadas en caso de accidentes y enfermedades laborales.  Los científicos deben incluir a las mujeres, a nuestro trabajo, a nuestros cuerpos y a nuestras preocupaciones en los estudios de salud laboral.

5. ¿Qué país se considera un referente en la integración de la perspectiva de género en la prevención de riesgos laborales?

En mi opinión, Francia es un referente.  La agencia paritaria ANACT (Agence nationale pour l’amélioration des conditions de travail – Agencia Nacional para la Mejora de las Condiciones de Trabajo) ha conseguido que el Gobierno le preste atención y apruebe leyes que obligan a la dirección a informar y actuar sobre la salud laboral de las mujeres.  También han desarrollado herramientas para promover la igualdad en la salud laboral. https://www.anact.fr/themes/egalite-professionnelle https://www.anact.fr/mots-cles/sexisme

Francia es en la actualidad referente en la integración de la perspectiva de género en la prevención de riesgos laborales

En el pasado, los sindicatos españoles han desempeñado un papel importante en el fomento de la investigación y la intervención en materia de salud laboral de la mujer, patrocinando una serie de importantes conferencias sobre el tema. La nueva ley española que establece permisos retribuidos para las trabajadoras que padecen dismenorrea es una innovación bienvenida, que quizás abra el camino a la exploración de las causas de la dismenorrea en el lugar de trabajo, como la exposición al frío y los horarios de trabajo disfuncional

Información sobre protección de datos [1] [2] [3]